TODO AVANZA PERO A VECES NO TAN DEPRISA (COMO QUISIERA)
En los últimos días he estado varias veces en esta estancia, pero me ha parecido tan vacía que me he ido sin decir nada a nadie. Soy un poco voyeur de mí mismo. De todas formas no soy el único. Siempre entro por la habitanción de Víctor Juan y en los últimos días también la he encontrado vacía. Sólo sus perros, como si fueran de peluche, vigilan, paso junto a ellos y noto el rabillo de su ojo de cristal siguiendo mis pasos. Acaso su lengua, larga, muy larga y húmeda es lo único que parece estar vivo. En fin, qué quereis que os cuente. La actualidad daría para muchos comentarios. O quizá no. Si bien lo pienso, me gusta leer los diarios no solo para estar informado (primer mandamiento de un intelectual, je, je, yo es que a esto de ser intelectual no le encuentro más que ventajas...), sino para simular que me sorprenden las cosas que se leen. Y que solo debemos leer nosotros. Me he encontrado esta tarde en el Corte de Ingles con José Manuel Alonso y he visto que todavía es de carne y hueso; hablaba por un pinganillo, pero aún he notado su corporeidad. Es tan fácil desaparecer siendo político. He conocido a muchos otros que un día fueron abducidos al interior de coches de cristales ahumados y ya no han vuelto más a pisar las calles. Nada más han sabido de las vidas de los muchos mortales que antes les veíamos en los lugares acostumbrados. Ni siquiera en el tontódromo. ¿Dónde vivirán aquéllos políticos?¿Acaso en casas que no están en ningún sitio y por eso ya no saben nada de lo que pasa?¿Seguirán leyendo los libros que leíamos y escuchando la música que escuchábamos?¿Sentirán, como yo ahora, el placer de hacerse el encontradizo en los grandes almacenes de Independencia para hablar de las cosas de los mortales? A quien sí he visto cercano y de cerca es a José Giménez Corbatón que perezoseaba con Olga en la librería de los portadores de sueños. La conversación acostumbrada: qué tal Inés, y Teresa, las Teresas, y los niños (Aldo ya ilustra artículos en la prensa de otros amigos; Daniel vive en Barcelona). El placer de dar el parte. Vivimos y escribimos, soñamos y publicamos hermosos libros como el que llevaba Olga en las manos sobre las masadas: textos y fotografías. Risas. Conversaciones tan largas siempre aplazadas. El placer del beso carrillero, ósculo de paz. La paz imposible.
José Manuel, no cambies. Trabajas por nuestro futuro, por el futuro. Tu bien lo sabes.
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Inés -