Y TRAS LA ANGUSTIA, LA ESPERANZA
Es un libro con tapa amarilla, a lo mejor de la misma cartulina con la que construí el libro de Eduardo Pons Herbera. Sobre la portada, en bolígrafo azul, el título y mi nombre, o sea, el del autor: H. Lafoz. Consta el libro de cuatro partes: Alma herida, El instante supremo, Lo eterno y Ella. Trataré de transcribir algún ejemplo de cada apartado. El prólogo, que también hay, se abre con este poema:
Y nací. Y vine
a este mundo,
Luego crecí y
mis ideas conmigo.
Un día, estas ideas
quisieron tener
su vida propia.
Y las transformó
mi mano
El problema está
en si un día,
tal como nacieron,
volverán al olvido.
Y quizá mueran.
Pero la semilla
se habrá extendido.
En cada átomo
de ideas, florecerá
mi alma.
Quisiera permanecer
en el viento, en el agua.
Quisiera ser la hoja
que se mece suavemente.
Quisiera, por último,
ser el espejo, que
nítidamente, refleja
el mundo
Esto, para empezar. Como se ve, todo un programa de previsibilidad adolescente, de la de nuestros tiempos. Fíjaos, este pedazo de Bécquer:
Soledad, que con tus negras alas
envuelves lo sombrío y lo olvidado,
embríagame del vino del olvido
y ¡llévame a tu lado!
Mi alma se debatía en el romanticismo o en la construcción de mi propio yo. Me pregunta angustiado:
Cuando mi cuerpo descanse
en el lecho de la tierra,
en algún lugar distante,
cubierto por la maleza
de puro olvidado,
y mi alma sea el viento
que hace temblar las hojas,
y el transparente rocío
que humedece las flores
en los amaneceres,
pienso si alguien
se acordará de mí.
Si mi nombre, sólo
quedará grabado
en una fría losa.
Del apartado Lo eterno, este pequeño poema:
Mar, inmensidad, silencio.
Rumor sordo de agua.
Pradera plateada, erizada
de montes de espuma.
En el apartado Ella, aparece un poema que luego puliría y lo incluiría en otro libro. A mí siempre me ha gustado:
Héme aquí
de nuevo, como cada día
a tus pies,
en medio
de gritos horrorosos.
Héme aquí
en medio.
Cuerpos que se retuercen
en el barro;
en medio.
Voces que claman al cielo;
en medio,
héme aquí
para, como cada día,
contarte un cuento.
A este libro le siguió otro, este en tapas azules, que lleva el título a máquina de escribir: CONFESIONES, y que va fechado en Zaragoza, 1 de abril de 1969. Es decir, algunos meses después del anterior. Algunos poemas nuevos, como este:
Y llegó el día
que todos anhelaban.
Daban saltos
y gritaban:
Lo habían esperado tanto...
O este otro:
Y cuando la noche
se desvaneció,
todos pudimos ver
la oscuridad
que nos rodeaba...
Pero este año venía muy prolífico. En los meses siguientes, aparecerían dos nuevos libros que titulé: Diálogos a media voz, el primero, y A solas con el espejo, el segundo. Los dos llevan cubiertas rojas y aparecen las ilustraciones. Pero ya será en otro momento (La ilustración, un dibujo de Julián Jesús Casabón)
0 comentarios