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Montborg. Bitácora, weblog o blog de Herminio Lafoz Rabaza

SENDA

SENDA

No recuerdo bien cuándo empecé a escribir poemas. Siempre pienso que la afición (fuera de mis lecturas de aquel libro de las Mil mejores poesías, o los poeamas que obligadamente aprendíamos en el colegio para recitar en las fiestas) a la poesía me la inculcó el hermano Antonio en sus clases de Literatura de sexto. Por primera vez descubrí sobre todo a Gustavo Adolfo Bécquer en aquella ediciones de Ebro. Era maravilloso para decirle a las chicas lo que uno no sabría, o por azoramiento, o por incapacidad. Cuando hice Preu en la Academia Cima, entré en contacto con Eduardo Pons que escribía poemas que yo leía y le decía mi parecer. Tanto es así, que copié a máquina un libro de poemas que él escribió y que tituló "Senda". En la "edición" de un solo (o seguramente serían dos, uno para él y otro para mí) ejemplar, incluso me atrevía a dibujar su retrato en la portada. El libro lleva fecha: 18 de diciembre de 1968, y una dedicatoria: "Herminio, los hombres -como las espinillas-, cuando se les aprieta, saltan hacia arriba (hacia Dios) dejando atrás un cerco de pus". El prólogo era programático:

Quisiera ir agolpando

palabras, mezclarlas

fuertes y sentidas, u-

nirlas como miembros

narcisos, girarlas, y

de certero hachazo, li-

marlas, pulirlas y ves-

tirlas para luego dejar-

las bellas y desnudas.

Se debatía luego el libro en tres partes: Reflexiones surrealistas, La agonía y Ellas. Ved qué poema, titulado "Canción":

La niña morena

murióse de pena.

La niña morena

¿qué te dije yo?

cortó su melena

y la niña morena

de pena murió.

Será para mayo,

será para junio.

¡Que me muera yo!

Qué diferente (o no) a este otro titulado "Ayer"

No enciendas la luz

me dijiste.

Pensé que tenías miedo

de mi cuerpo desnudo,

de mi alma escapada.

No enciendas la luz;

y volví a besarte en aquel infierno.

No encendía la luz,

ahora me arrepiento de no haberlo hecho,

no te ví desnuda.

Ahora yo ... estoy ciego.

La lectura de este libro me estimuló a escribir mis propios poemas que, indudablemente, se parecían a los de Bécquer y a los de Eduardo. Y mi primer libro (o al menos el primero que yo conservo) no tardaría en nacer con el esclarecedor título de "Y tras la angustia, la esperanza...", y va fechado en 14 de febrero de 1969. Pero de él hablaré en otro momento.

1 comentario

miguel angel -

Esperamos alguno de esos poemas de angustia y de esperanza para seguir sorprendidos con tu artístico pasado. Pero lo esperamos pronto, a ser posible.
Un abrazo