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REPUBLICANOS MUERTOS EN ALBALATE DE CINCA

Lo más reseñable del día me parece el artículo que ha escrito hoy como firma invitada Paco Pariacio en El Periódico de Aragón:

El pasado julio fueron desenterrados en Albalate de Cinca 17 republicanos muertos en el año 1938, entre ellos cinco mujeres, una de las cuales era una joven embarazada, otro joven de 17 años secretario de las juventudes libertarias y el resto, varios ancianos algunos de los cuales formaban matrimonio. Aquellos tiempos convulsos provocaron en la localidad ribereña una matanza cargada de odio.

El campo donde yacían los 17 asesinados ha permanecido yermo durante estos 70 años, todo un símbolo de cómo aquel terreno encerraba en su entraña, la prueba de una tragedia antigua. La acequia que permitía el riego fue utilizada, tras los homicidios, como fosa común de aquellos desdichados. A lo largo de esa zanja estrecha y amontonados unos sobre otros fueron encontrados los cadáveres. Todos ellos, salvo uno, que sigue sin identificar, eran vecinos de la localidad de Albalate de Cinca.

El cadáver desconocido puede pertenecer a un amigo o familiar de alguno de los republicanos muertos que procediendo de alguna otra población se encontraba en Albalate fatalmente, el día de esta represalia. La identificación del resto de los asesinados ha sido realizada gracias a la colaboración de los familiares de los fallecidos. El desenterramiento y posterior traslado al cementerio municipal ha sido auspiciado por la asociación Foro por la Memoria Histórica de Aragón que coordina Carlos Castán y ha sido posible gracias a la iniciativa de Javier y Elena Garrabella nietos de Francisco Puyal y Tomasa Escanilla, uno de los matrimonios republicanos allí enterrados, pues los hermanos compraron el terreno para poder realizar la exhumación en cuanto fuera legalmente posible.

La arqueóloga Julia Justes que ha dirigido los trabajos afirmó que algunas de las víctimas sufrieron algún tipo de tortura antes de ser fusiladas pues uno de ellos tenía clavado un hierro en la columna vertebral. "Ha sido un trabajo extremadamente delicado y especialmente duro que espero no tener que repetir", declaró la arqueóloga. El señor Francisco Puyal Puyal vecino de Albalate que vivió de cerca aquellos atroces crímenes y que en la actualidad cuenta con 84 años, permitió gracias a sus precisos recuerdos que fuera localizado el lugar exacto de los enterramientos y dijo haber oído contar en su juventud que la mujer joven allí enterrada, estaba embarazada y otra mujer fue violada después de ser asesinada, relató cómo los despiadados verdugos festejaron la matanza con borrachera y gritos. Uno de aquellos desalmados se suicidó pasado algún tiempo del feroz crimen.

Las circunstancias de la ocupación por las tropas franquistas del municipio ribereño desencadenó esta terrible matanza de mujeres y ancianos que no tenían en su haber otro delito que ser de izquierdas o tener algún familiar en el frente que defendía la República. El ejemplo de Albalate de Cinca es paradigmático pues previamente a la sublevación militar, se había llevado a cabo durante la dictablanda de Primo de Rivera la desamortización y posterior reparto entre asalariados y jornaleros de parcelas procedentes del patrimonio del Duque de Solferino. Albalate era un municipio mayoritariamente de izquierdas; en las elecciones municipales del año 36, de nueve concejales, las izquierdas sacaron siete y las derechas dos. Tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, se organizó por los republicanos, liberales y libertarios de la población una Colectividad Agraria donde la mayoría de los vecinos colaboraron activamente y que, aún con dificultades, funcionó y envió alimentos al frente. Estos antecedentes en modo alguno justifican, tanto horror, pero sí explican cuáles eran las ideas, los ideales y las utopías que aquellos bárbaros pretendían aniquilar.

Han sido necesarios 70 años para volver a acercarse a aquel campo yermo, y restaurar cierta dignidad a los restos de aquellos infortunados, pero resulta triste comprobar como aún hoy perviven viejos rencores, tal vez el resquemor por perder añejos privilegios, la incapacidad para reconocer la dignidad del que piensa distinto u otros presupuestos más inconfesables, han determinado que el Partido Popular de Albalate, que ha gobernado durante los últimos 16 años y que ahora está en minoría en el concejo municipal, votara en contra de conceder el permiso para que los restos de aquellos infortunados encuentren definitiva sepultura en el cementerio municipal. ¿Por qué desoyen esta petición de las familias? ¿Qué inexplicable mensaje quieren lanzar estos ediles populares al negar el suelo municipal a aquellos desdichados vecinos?

Se da la circunstancia de que un alcalde popular destacado miembro del partido en la provincia de Huesca comentó a sus compañeros cuando gobernaban en esta localidad del Bajo Cinca, la necesidad de realizar el desenterramiento de aquellos restos, pues su bisabuelo materno estaba allí enterrado. Se ha perdido así una oportunidad histórica para recomponer el mapa de la convivencia. Hermosa hubiera sido la unanimidad municipal para practicar esa obra de misericordia que se llama "enterrar a los muertos".

Afortunadamente los concejales socialistas que gobiernan ahora el municipio han apoyado la iniciativa del Foro por la Memoria y de los familiares de aquellas víctimas. Descansen en paz.

Director de Titiriteros de Binéfar. (Firma este artículo con José Luis Paricio).

1 comentario

Mariano -

No había leído el artículo de Paco y José Luis, pero estremece esa actitud cruel y despectiva hacia los herederos de las víctimas quienes, evidentemente, tienen todo el derecho a que sean inhumados, identificados y se puedan recuperar los restos de sus familiares. Quienes intentan por todos los medios cercenar esos derechos o poner todos los impedimentos del mundo para que se puedan realizar esas gestiones, ¿qué harían si su padre o su abuelo (léase madre o abuela) estuvieran en la fosa común?, ¿mantendrían esas posiciones de partido o se avendrían a parecer seres dotados de la ración de humanidad que nos adorna como seres humanos? El silencio y el olvido no son estrategias para avanzar; fueron imposiciones violentas y, posteriormente, interesados acuerdos para iniciar un cambio político; en todo caso, un precio que se pagó pero del que ya no podemos sentirnos deudores. Las víctimas merecen ser identificadas y rehabilitadas y los herederos también.