TELARAÑAS
He vuelto a este sitio y no encuentro más que telarañas. En todos los rincones, pero también en todos los rincones del ser. Hay muchas cosas que decir pero hoy no sabría decir ninguna. Que la primavera hace guiños, que el campo en Valdetajo luce esplendorosamente. Que el curso pesa ya como una tonelada de cemento. Que la confusión nos embarga. Que ya estoy harto de oir las mismas cosas (obvio que de decir las mismas cosas). Que ya ha abierto la Feria del Libro (ya los egos y las vanidades se explayan a modo). Que la política cultural del gobierno regional es pura demencia.
Pero lo que me importa es reseñar que he leído Pastoral, de Ángel Gracia. El libro maduro de un antiguo alumno. Me gusta surayar el gozo que uno tiene cuando sus alumnos hacen algo hermoso. Y este es un libro muy hermoso porque va a la esencia de las cosas. Y se interroga sobre lo que de verdad importa: de dónde carajo venimos. No somos sombras sin pasado, sino que tenemos un origen. Y a buscarlo dedicamos (algunos) un esfuerzo que a menudo dura toda la vida. Ángel se lo propone montado en bici y comiéndose unos huevos fritos. No sé si Fichte comería huevos fritos. Funciona muy bien esa intercalación de las andanzas de Fichte, y de Ángel, en Jena (¡óptica Jena a la vista!, qué genial). Los huevos fritos nos ayudan a encontrarnos con nuestros abuelos (¡cuánto añoraron un par de huevos fritos, con pataticas). A mi abuelo le gustaban mucho. En fin... Un gran libro en medio de un páramo de diletantes.
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SEGURA -