EL PULSO
Vengo a veces a la plaza, miro, rodeo los espacios que me esperan para ser rellenados y me voy tan silenciosamente como he entrado. A veces es como la sensación que tiene uno de que no vale la pena decir nada más, no añadir nada más al barullo habitual. Pero, un poco más tarde, está la necesidad de soltar lastre. Leo a Trasobares siempre que puedo y voy coincidiendo con él en que nos falta pulso. Yo estoy convencido de que esto no es casual. Los que manejan el cotarro hace tiempo que han decidido que el hablar y el debatir (me refiero a algo más que decir improperios o lo que le pete a cada cual en la prensa y en otros ámbitos) son ociosos, que cuando saquen el programa electoral ya habrá tiempo de llamarnos a todos a los amenes. Si no me lo explico. Porque debajo de todo hay vida. Baste darse una vuelta por donde crecen las ideas antes de ser metidas en sacos, o en cajones. Un colegio, un instituto, son lugares privilegiados para ver de dónde y por dónde. Tenemos que rebelarnos contra la apatía que siempre produce sumisión. Cuando no nos reconozca, no ya la madre que nos parió, sino nosotros mismos, será ya tarde. Y la vida exige hoy más imaginación que nunca.
En la foto, entre otros Woody Guthrie y Pete Seeger
2 comentarios
Anónimo -
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