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Montborg. Bitácora, weblog o blog de Herminio Lafoz Rabaza

Antes venía en el autobús y he visto algo que hacía mucho tiempo que no veía: una niña empezando a leer; silabeaba sobre un papel que le ha dejado su padre. El nacimiento de la palabra. Y la potencia de la palabra. De ahí venimos, de la palabra. Y sin embargo cada vez tenemos más dificultades con ella. A veces, las palabras no son lo que dicen sino que son planchas enteras, que entre todo el discurso sólo quiere decir una cosa: nada. Es preciso atrincherarse en las palabras, volver a decirlas como esa niña, me-gus-ta vi-vir. Inciciar una resistencia, un  maquis, convertirnos en partisanos del verso, del verbo, del adjetivo, amalarnos en noemas, tan apenas, socarrar a golpes de metáfora el mundo que nos atenaza. Hace unos días hablé de Xuan Bello y su Historia Universal de Paniceiros. He leído después Los cuarteles de la memoria, donde Xuan, como mi amigo Mariano Croonas, se entretiene con las letras y los abecedaríos. En la n, escribe Nieve: "Nieva en mi memoria. Ahora mismo, desde estas ventanas, veo cómo caen copos cubriendo suavemente los tejados de Oviedo. esta nieve real, que se diluye en nada, me trae a la memoria otras nieves ya perdidas, y la melancolía por un tiempo en que la ilusión saltaba todas las mañanas de la cama a la vida. ¡Qué tendrá la nieve que siempre nos sorprende!¡Qué tendrán esos copos henchidos de blancura como chispas irreales, que tienen la virtud como los buenos versos de recuperar parte de la vida pasada y de volvernos, aunque solamente sea por un momento, niños que miran detrás de los cristales y espían la sorpresa! La nieve, aunque sea este poco que cae esta mañana, nos recuerda que todavía pertenecemos a un mundo donde el hombre era hombre y la mirada simple, sencilla.

Está nevando en las calles de Oviedo, en los versos de Villon, en las imágenes de Uxío Novoneira. Me acuerdo ahora de un poema de este último donde alguien mira la inmensidad nevada del Caurel y exclama: "Aquí se ve bien lo poco que es un hombre!". Ante la inmensidad de la nada, digo de la nieve, uno se siente sobrecogido, como si uno se volviera pequeño, todavía niño, alguien que observa por vez primera la eterna novedad del mundo" (pág. 113)

Copio del blog de Víctor Juan su recuerdo a un maestro en todos los sentidos:

Félix Carrasquer, el hombre que sabía hacer pan

El día 4 de este mes se cumplió el centenario del nacimiento en Albalate de Cinca (Huesca) de Félix Carrasquer, un intelectual que apenas fue dos días a la escuela y que antes de cumplir los treinta años perdió definitivamente la visión. Su vida se explica por una serie de constantes entre las que es preciso destacar su amor por el conocimiento, su pasión por saber ("si no puedo leer, la vida me importa un comino", le contestó al doctor Barraquer cuando éste le aconsejó que dejara la lectura), la misma voluntad que expresaba Joaquín Costa cuando exclamaba "Si no puedo estudiar no quiero vivir"; su compromiso con los humildes; su fe en la bondad natural del ser humano; y, sobre todo, su profunda convicción de que sólo por la educación se alcanzaría la auténtica revolución. En Barcelona encontró tiempo para la lectura y para sus sueños. Allí oyó hablar por primera vez de la CNT, devoró los libros del Ateneo Enciclopédico, de las librerías de lance de las proximidades de las Atarazanas, dirigió la escuela Eliseo Reclus de la calle Vallespir... Barcelona, la ciudad que fue defendida el 18 de julio de 1936 por 10.000 libertarios entre los que se encontraban José y Francisco Carrasquer... Barcelona... Félix Carrasquer volvió a esta ciudad como volvemos al recuerdo de las caricias y de los besos que un día nos hicieron sentir vivos".

Por cierto, el otro día conocí y saludé a Francisco Carrasquer. A Félix lo conocí en 1977 en Barbastro. He leído sus cosas sobre la Escuela de Militantes de Monzón. Algún día habrá que escribir de esto. Palabras. Palabras que continuamente se enreden en el deseo y en pensamiento. Pensamiento, memoria, cristales y narices pegadas... Nieve en las almas (En el otro extremo de donde estoy ahora, la radio, en amable soliloquio desgrana algunos lamentos de violín).

En la imagen, Carrasquer gana a Xuan

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