Los acontecimientos de estos días nos permiten reflexionar sobre una de las cuestiones más interesantes de nuestra sociedad y sobre la que se ha tratado poco fuera del ámbito científico. Me estoy refiriendo a la impostura, a raiz del caso de este hombre, Enric Marco, que falsificó su estancia en Mauthausen. Y es que, ¿cuántos miles de españoles estuvimos en París en mayo del 68? ¿Cuántos no hemos falsificado un pasado lleno de cárceles para hacer carrera política? Y lo que es peor, ¿cuántos mostramos nuestra verdadero ser a quienes nos rodes? ¿Cuánta impostura hay en nuestra acciones, en nuestras conversaciones, en nuestro compromiso? La impostura nos permite cargar un drama sobre dramas ajenos y a veces redimirnos a través de la compasión. Dejo para otras consideraciones el daño que esta impostura ha causado al colectivo de los exconfinados en Mauthausen.
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