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Montborg. Bitácora, weblog o blog de Herminio Lafoz Rabaza

1º de mayo 2011

1º de mayo 2011

He mandado este texto para ser leído en la celebración del 1º de mayo en los Pozos de Caudé.

 

Compañeros y Compañeras: Nos reunimos aquí en un primero de mayo que nos trae ecos del estruendo de desastres por doquier que afectan sobre todo a la gente más pobre de nuestro mundo. No podemos dejar de sentir solidaridad con aquellos que sufren y que luchan en todos los lugares  contra la tiranía, ya sea con las armas o con la resistencia pacífica. Y con los que recorren los caminos de continente a continente para huir de la pobreza y encontrar el pan y el trabajo que tienen negados en sus lugares de origen.

El capital está cerrando demasiadas puertas y ya por toda Europa, ante una Unión Europea medrosa, parece correr amenazante el fantasma de la intolerancia y del fascismo.

Es un primero de mayo en que el trabajo está acosado en nuestro país: el desprestigio de la política, de los sistemas representativos, de los sindicatos de clase, azuzados convenientemente por la derecha y tolerados por un sector de la izquierda, hace mella en la moral de clase obrera. A esto se añade la amenaza del paro, la bajada de los salarios, la pérdida, en fin, del poder adquisitivo de amplias capas sociales bajas y medias. Mientras, los culpables de la crisis vuelven por sus fueros y siguen presionando a los países. El capital se burla continuamente de los trabajadores y de sus victorias sociales que han ganado con  sangre y sudor. El adormecimiento, el conformismo, no pueden ser compatibles con nuestra clase. Es preciso, una vez más, levantarse y combatir.

La conciencia de clase nos proporciona el bálsamo más apreciable en esta coyuntura: la solidaridad, y reactiva nuestra resistencia. No podemos dejarnos arrebatar lo que nos pertenece. Además, está la pedagogía de la lucha: no es posible olvidar a los jóvenes. No son solo un futuro difuso. Son ya nuestro presente. Son los que han de dar sangre a unas organizaciones casi esclerotizadas. Deben, por tanto, compartir nuestra indignación y nuestro combate. Luchemos hoy por ellos y con ellos. Ellos lo harán mañana por nosotros.

Es imprescindible estar juntos, sin fisuras, en la lucha sindical y también en la lucha política. Porque son muchos los retos que se nos presentan en los próximos tiempos. Las movilizaciones deben ir parejas con la defensa de nuestros principios en las urnas. No podemos, una vez más, dejarnos seducir por los encantadores políticos. Nuestro voto para los que defiendan a los trabajadores. Nuestro voto para los que iluminan el camino y no para los que lo corrompen.

Compañeras y compañeros. Hace 80 años que se proclamó la II República. Y desde entonces, sus valores no han dejado de brillar. Aquellos valores que supusieron la esperanza en un mundo mejor para nuestros mayores; para aquellos campesinos, para aquellos obreros industriales, para aquellas mujeres, mineros, intelectuales, trabajadores domésticos, etc. que la defendieron con lo que tenían: su dignidad. Y también con sus vidas.

Honrémosles hoy, manteniendo vivos aquellos valores por los que lucharon y murieron. No son tiempos para la vacilación y la duda. Es tiempo para la claridad de ideas. Es tiempo para la acción. Compañeros, a combatir.

¡Viva el Primero de Mayo!

 

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