SEPTEMBER (recordando a Tom Waits)
Bueno, pues pasó otra vez el verano. Instituto, moreneces, aprobados en las oposiciones, y suspensos; caras nuevas y los viejos que ya no están, parte de defunciones... El verano se ha ido entre calores, expos y crisis. Para que haya de qué hablar. Hemos leído bastante, los que han podido, hemos descansado, los que lo han hecho y volvemos otra vez a la lucha con espíritu renovado. De pronto ya todo son urgencias. Pero las dejamos para mañana. Hoy quiero recordar un artículo de Almudena Grandes ("In memoriam") en El País Semanal. Recoge de forma hermosa, rigurosa e intensa lo que ya ha llegado a ser cuestión fundamental para muchos de nosotros que nos consideramos de izquierda y, por otra parte, lo que parece que una parte mayoritaria, a lo que parece, del melindroso PSOE entiende, y es esto: ¿Cómo es posible que se sigan venerando imágenes religiosas, pidiendo desagravios, nombrándolas alcaldesas y otros cargos "terrenales"? (Me malicio que nuestra virgen aún es capitana generala, y más en este año bicentenarial donde sólo parece que la pólvora, las gónadas de nuestros antepasados y la milagrería relucen) ¿Y cómo es posible que, por contra, se olvide a esos maestros, hombres y mujeres de "carne y hueso" que dedicaron su vida al hermoso deber de ascender el nivel cultural de los niños?. Almudena dice: "José Tirado Franco, la escritora lo repite muchas veces, para que no se olvide; José Garrido Moreno, y lo dice otra vez, y otra, y otra más. Ellos no eran tallas de madera, sino hombres de carne y hueso. Por eso murieron, y nunca se ha sabido cuándo, dónde, a manos de quién ni a qué cuneta fueron a parar sus cadáveres. José Tirado Francoa, José Garrido Moreno, maestros. La escritora se teme que ningún Ayuntamiento celebrará jamás un pleno para colocar una placa con sus nombres, pero desde el pueblo donde enseñaron, donde vivieron, donde murieron, quiere convertir esta página en un homenaje a su memoria".
Pues aquí, hay un largo listado, que amenaza continuamente con aumentar (tan pobre es aún nuestro conocimiento), de maestros asesinados por el único motivo de querer inculcar a sus alumnos ideas que los elevaban a mayores estadios de dignidad como personas. Y también me temo (yo he publicado en dos libros distintos, y voy a por el tercero, el listado de estos maestros y profesores, que además militaron en su mayoría en el sindicato socialista FETE) que por aquí, ningún alcalde, ninguna Consejera recordará sus nombres. Una lástima.
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