Segunda República
Ya hace unos días que se cumplió la fecha del 75 aniversario de la proclamación de la Segunda República. Pero era Viernes Santo y estaba yo disperso por la geografía oscense. No obstante, brindamos por la Tercera y pusimos el himno de Riego en una curiosa versión cantada por Miguel Fleta. Otro año más, y el próximo el ¿76? o el primero... Mientras todo llega, bueno sería ir hablando de lo que fue la esperanza de la República para los pueblos de España, de lo que significó de dignificación cívica; que, a pesar de los problemas, cosa de la que siempre se habla, por cierto, para decir de ella que fracasó, para minar su credibilidad, no hay momento más claro en la reciente historia de España para la cultura, la educación, la ciencia. De esto tenemos que hablar cuando nos dirijamos a los jóvenes, a nuestros alumnos, de cómo una generación sintió la fuerza suficiente para afrontar el enorme retraso que tenía una España que casi salía del feudalismo. De cómo se afrontó desde el socialismo la responsabilidad de alumbrar una criatura tan hermosa da fe el texto que transcribo
El PSOE y la UGT ante la proclamación de la República. Abril de 1931.
“Reunidas conjuntamente hoy las comisiones ejecutivas del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores, para examinar la situación creada por los últimos acontecimientos, en la cual se condensa un espléndido rejuvenecimiento de la sensibilidad civil de España, unánimemente acuerdan:
Prestar todo su apoyo al naciente régimen republicano a cuyo logro tan activamente han contribuído nuestros dos organismos nacionales, y oponerse con toda la energía que las circunstancias demanden a cualquier intento encaminado a obstaculizar el normal desarrollo de la República que empieza.
A tal fin, las ejecutivas del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores recaban a sus representados la máxima disciplina y atención vigilante para cumplir inmediatamente las órdenes que fuera preciso circular, bien entendido que no deben atenderse otras indicaciones que aquéllas que proceden de los organismos responsables.
En ningún caso tomarán en consideración las sugerencias que pudieran deslizarse entre los afiliados al Partido Socialista o a la Unión General de Trabajadores con el propósito de crear desórdenes que perjudicarían al régimen cuya principal defensa nos está encomendada.
Es necesario que esta República española nazca rodeada de los máximos prestigios, así, pues, que todos nuestros compañeros sientan la responsabilidad del momento histórico que vivimos, bien seguros de que si en cualquier instante fuera preciso hacer uso de nuestra fuerza para salvaguardar el régimen que nace, el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores han de cumplir con su deber sin vacilaciones de ninguna clase.
Madrid, 14 de abril de 1931.
Por el Partido Socialista, Remigio Cabello y Manuel Albar, Secretario.
Por la Unión General de Trabajadores, Manuel Cordero, presidente accidental, y Francisco Largo Caballero, secretario.”
Nota del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores,
La Vanguardia, Barcelona, 15 de abril de 1931.
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