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Montborg. Bitácora, weblog o blog de Herminio Lafoz Rabaza

COMO CADA PRINCIPIO DE CURSO, CAÑA A LA ESCUELA PÚBLICA

COMO CADA PRINCIPIO DE CURSO, CAÑA A LA ESCUELA PÚBLICA

Pues sí, como las serpientes de verano, la prensa (no sé si la prensa consciente) saca a relucir las carencias de la educación española cada mes de septiembre coincidiendo con el comienzo de curso. Se vocea que las encuestas dicen que cada español gasta x dinero (mucho, demasiado) en educación a comienzo de cada curso. Claro, que se nombran siempre los uniformes (¿recordais esa enternecedora campaña de uniformes para la pública porque ahorran en gasto de ropa de paisano?). Muchos uniformes y muchas clases de extraescolares en la concertada y privada, sí que elevan el gasto. Pero, ¿qué pasa con la pública?. Pues, según el último informe voceado, el de la OCDE, vamos de los últimos (no sé en qué, porque las encuestas siempre son confusas y sorprendentemente interesadas) en todo del mundo y, además, los niños están perdidos de droga (ayer en Antena 3, donde las imágenes eran sobrecogedoras: voces de niños evidentemente marginales de barrios más marginales aún, ¿esa es la media española?). Se preguntaba la locutora si no seríamos demasiado permisivos. Caña a la pública que es la única que acoge a todas las clases sociales sin excepción y gratuitamente, tiene el mejor profesorado, sin ninguna duda, y pese al desinterés de la mayoría de los media, sigue haciendo lo que puede, que es bastante, por la educación en todos los sentidos, ahorrando de paso a los contribuyentes otros gastos en psicólogos y terapeutas, labor que desarrollan, además de los profesionales, los propios educadores. Pero la clase media se ha desentendido hace tiempo de la escuela pública (clama al cielo, como ejemplo de esta defección, que muchos de los enseñantes de la pública llevan a sus hijos a la privada concertada y a la privada simplemente). De la misma manera que se ha encastillado en urbanizaciones rigurosamente vigiladas, se ha encastillado también en colegios que chupan del Estado, pero filtran la entrada de la escoria social. Y los gobiernos, también los de izquierdas, han olvidado a la pública como demostraba hace unos meses el colectivo Luzuriaga. Nosotros, los profes, estamos domesticados. Caminamos hacia la jubilación final, hacia la nada, con paso cansino, rumiando pasados plenos de luchas y de decepciones. Pero el presente necesita también de luchas, hay que seguir los debates porque el tiempo pasa y todo se pasa. Lo que establecimos para ayer hoy ya no tiene tanta vigencia. Lo que ayer era progresista puede haberse adocenado de manosearlo. Así que tenemos que dar  lustre, volver al conocimiento y al saber, que es lo nuestro, pero en una sociedad cambiante. Todo esto lo definimos perfectamente hace tiempo. Ahora es el tiempo de la educación. Por otros larguísimos 9 meses próximos. Ahora es el tiempo de enseñar a esos chicos que el mundo no es fácil, pero que será suyo al fin y será como les dejen que sea. Pero que solo el conocimiento, la ironía y la historia les ayudará a cambiar un poquito. Pero ese poquito puede significar simplemente un mundo mejor y más justo.

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