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Montborg. Bitácora, weblog o blog de Herminio Lafoz Rabaza

APRENDIZAJE DE LA DEMOCRACIA

APRENDIZAJE DE LA DEMOCRACIA

Mi amiga y compañera Carmen Morales, bibliotecaria del IES Andalán, de Zaragoza, me invitó a escribir una página para la revista Aletheia que publican en el Instituto. Este texto fue el que les mandé:

"La primera vez que oí hablar de Andalán, éste era todavía una idea en la cabeza de un profesor de Teruel que acababa de conocer. Se llamaba Eloy Fernández Clemente. Era a finales de 1969 o principios de 1970; yo acababa de empezar la licenciatura en Letras en nuestra Universidad. Tenía escasamente 17 años y frecuentaba un piso en la calle Tarragona donde vivían dos turolenses a los que había conocido en el verano haciendo repaso en la Academia CIMA, para presentarnos en septiembre al examen del Preu, y con los que había hecho buena amistad. Se llamaban Joaquín Carbonell y Federico Jiménez Losantos. A los dos les gustaba la literatura y la música, como a mí. Ese mismo año me invitaron a ir a Teruel porque se celebraba una fiesta en el Colegio Menor San Pablo. Ambos pertenecían a una promoción “gloriosa” del Instituto de Teruel que había tenido como profesores a José Antonio Labordeta, a Agustín Sanmiguel, a José Sanchis Sinisterra. De aquel viaje tengo recuerdos que son como fogonazos. Veo a Pepe Sanchis en un piso, debía ser el suyo, entre muchos jóvenes, cantar con mucho sentimiento Las hojas muertas, el poema de Prévert; a Labordeta dedicándome un libro de poemas suyos que acababa de editar titulado Las cuatro estaciones; un concierto de música folk en el Casino de Teruel en el que actué (guardo el recorte de Lucha que me cerciora de que no sueño); recuerdo a Carmen Magallón, la actriz-musa que, muchos años más tarde sería mi compañera en el Instituto Avempace de Zaragoza. En fin, una conversación con Eloy en la estación de autobuses cuando ya regresábamos, en la que me contó el proyecto de Andalán.         Dos años más tarde, en septiembre de 1972, en una tarde noche tan fresca que la guitarra de Labordeta se destempló, se prensentó solemnemente el periódico, o la revista, según se mire, Andalán en L’Ainsa. Yo estuve allí. Me subió Guillermo Fatás, grabé en cassette todo lo que ocurrió (esta grabación es hoy un documento interesante) y me bajó, sin frenos pero con mucha calma, Juan José Carreras. Pronto Andalán empezó a dar que hablar en todos los ambientes. No olvidemos que el dictador aún vivía. A mí en concreto me ligaba al nuevo órgano cultural, aparte del contenido, naturalmente, mi amistad de hacía algún tiempo con el diseñador, Ángel Pascual. Con él y con otros, en un grupo que se llamaba “Árbol”, recorrimos muchos colegios de monjas dando recitales de música folk.Compré Andalán desde el primer número, pero no escribí en él hasta octubre de 1974. Me daba mucho corte pedir que me dejaran publicar algo. Fue Eloy el que me animó a escribir algo, un folio escaso, hablando de Cantavieja.No voy a insistir aquí, por sabido a estas alturas, en la importancia de Andalán para mi generación (sé que también para otras) como conformador de una conciencia de izquierdas que miraba a la tierra con una mirada que bien podía parecerse a la de los regenaracionistas. Pero, además, para mí fue importante como referente en mi formación como historiador y como escritor. En Andalán escribí mis primeros artículos sobre historia de aquí, especialmente tutelado por mi compañero y amigo Luis Germán.

En fin, en momentos difíciles, algunos del “segundo escalón” pusimos también dinero (bastante para la época; Carlos Franco lo recuerda muchas veces entre risas) para sostener la idea. Una idea que acabó agotándose y desapareciendo con dignidad después de muchas vicisitudes, cambios, idas y venidas. Pero el espíritu, un cierto espíritu, permaneció. Y nuestro Instituto, el de mis hijos, guardando el nombre y difundiendo la memoria de lo que fue Andalán, contribuye a mi juicio de forma eficaz a recordarnos a todos las dificultades del aprendizaje de la democracia".

 

2 comentarios

Juan -

No viene mucho al tema, pero...
El otro día hablando con un amigo nos preguntamos por que las mujeres tuvieron un papel tan destacado en Los Sitios de Zaragoza. Especulamos durante un buen rato sin llegar a una razón suficientemente convincente. Yo sostuve la posibilidad de la carga simbólica de la feminidad: la representación como mujer de LA Libertad, LA constitución, LAS cortes... Seguramente haya una razón más ajustada a la realidad. A ver si nos puedes comentar cual es....

Un saludo.

Mariano -

Yo soy de los que tengo encuadernada la colección completa de Andalán. Me gusta, de vez en cuando, abrir uno de los "tomos gigantes" y reencontrarme con noticias, reportajes, comentarios que leí o viví en su día. También, con cierta tristeza, ver en qué quedaron algunas aspiraciones que teníamos cuando parecía que estaba todo por hacer (y la mierda que ha sido). En fin, que hay que preservar la memoria de algunas iniciativas, de algunas realidades que aportaron ventanas por las que mirar, aire fresco que respirar...